Los primeros tres años de hice artesanías para viajar, pero también música y malabares para viajar. Desde hace tres años me dedico solo a las artesanías.

Mis inicios haciendo artesanías para viajar

Nunca me creí buena para las manualidades, y realmente no hay que serlo, es cuestión de práctica y paciencia. Eso sí soy terca y lucho por lo que quiero.

Al principio veía los artesanos y estaban siempre sin dinero, guerriándola como decimos nosotros los viajeros. Pero igual me moría de las ganas por intentarlo y vivir la experiencia. Pues el simple hecho de saber que habían viajado por años y lugares maravillosos me hacía sentir ganas de intentarlo.

Salí de viaje con los collares y joyas que me habían regalado y que nunca había usado, y con un trapo viejo cualquiera donde exhibía esas feas cosas que no me gustaban… 😛 y por fortuna una amiga que había viajado años atrás me dijo me voy y no los necesito son tuyos. Así que me dio los hilos Linhasita, son los hilos brasileños, especiales para hacer artesanías, macramé, son encerados y no se destiñen se pueden lavar, y son super duraderos. Así que empecé sin hacer ninguna inversión, y todo el dinero de mis viajes lo hice en el camino.

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artesanías para viajar

Isa haciendo artesanías para viajar

Entonces mi exnovio me enseño a hacer el nudo entorchado y el plano, y yo busque en internet cómo hacer una mandala.

Había tejido cuando era pequeña pero ya ni me acordaba además tejía al revés, (el tejido tiene dos lados uno por el que se ven lineas y otro por el que se ven puntos, el correcto es el de las líneas.)

Y con ese mandála, comencé a hacer intercambios con otros viajeros, yo les enseñaba el mandála y ellos la flor, y así fui aprendiendo. Muchos o la mayoría son muy generosos con el conocimiento y me enseñaron sin pedir nada a cambio.

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parche de artesanías

A veces estoy flaquita a veces gordita, el norte de Argentina me adelgazó, Rosario y Buenos Aires me engordaron.

Al principio tomaba mucho tiempo y no podía creer cómo podía ser tan barato, si había empleado tanto esfuerzo y trabajo, pero con el tiempo se fue tornando más fácil, comencé a darme cuenta que podía tejer más rápido, y que lo más complicado no es lo que más se vende, que entre más simple más gusta. Así que fue todo un proceso para ver qué fue lo que más vendida y lo que más fácil hacía.

Sudamérica, mis inicios en el viaje

En Sudamérica hay viajeros vendiendo artesanías para viajar, en casi todas las ciudades, y la mayoría son viajeros, así que llegaba ahí exponía mis vergüenzas (jaja… las joyas que me habían regalado y no me gustaban) y aprendía. A medida que iba vendiendo iba reemplazando por las nuevas cosas que hacía.Materiales para viajar haciendo artesanías

Como todo, las primeras cosas que hice eran horribles, me daba pena exponerlas, pero llegaba la gente y me pedía que le hiciera tres de la misma. Entonces aprendí que todo se vende y que solo hace falta que llegue el cliente indicado.

La primera semana cuando mi ex novio me dejaba frente al paño, sola y cuando llegaba la gente a comprar me daban ganas de llorar, me preguntaban los precios, y no sabia que decir, no me los había aprendido, y no podía responder a nada era muy penosa (tenía vergüenza). Me demore casi 15 días en vender sola. Estaba en Mompiche Ecuador, realmente ahí era muy fácil. Llegaba la gente en motocarro y compraban lo primero que veían. Por suerte estaba con mi compañero la mayoría del tiempo.

vendiendo artesanías y divirtiendose

Cuerda Floja y artesanías

Así pasamos las playas de Ecuador, cuando no vendíamos hacíamos música o malabares y si no salimos a maguear (mostrarles los trabajos a la gente, buscando uno por uno hasta que alguien comprara.)

Suramérica es genial, cuando vendes artesanías para viajar estás en lo que llamamos el parche que es el lugar donde se exponen las artesanías, por lo general en el suelo. Y sentarse ahí a vender se le dice parchar. (En Mexico parchar es tener sexo, así que ahí se le dice tender el paño)

Los momentos difíciles

No siempre es fácil, a veces llegas a lugares donde se vende mucho y eres rico, y comes en los mismos restaurantes que los turistas, hay lugares donde no se vende casi nada y comes en los de los locales o cocinas, a veces toca luchar para conseguir el dinero para pagar el hospedaje para comer. Y toca quiere decir que lo haces o lo haces no hay otra opción.

Feria de artesanías en Medellín

Feria de artesanías en Medellín

Hubo momentos difíciles, por ejemplo en Montañita no vendimos casi nada en 3 días, y nos tocó recurrir a las pulseritas del deseo sexual, eso sí les gustaba a las parejitas. Jaja! En Atacames tampoco vendimos nada y fue la música lo que nos dio lo suficiente para pagar el hospedaje y salir corriendo hacia Mompiche. Creo que el principio del viaje fue lo más difícil. Pero aún así pienso que es bueno comenzar por lo más difícil y así estás preparado para todo, después todo es más fácil y lo disfrutas más. 

Creo que la experiencia también hace que cada vez sea más fácil vender. Pero tener momentos difíciles es buenísimo, porque cuando vienen los buenos los disfrutas mucho más.

Los momentos fáciles

Hubo otros lugares como Máncora donde éramos 50 parches y todos teníamos los bolsillos llenos! Hablábamos todo el día, compartíamos comida, cervezas, nos dábamos regalos. Nos divertíamos muchísimo. ¡En Suramérica está la familia viajera! Hubo lugares donde no nos preocupábamos por el dinero porque en 3 horas de trabajo, como en Mompiche, teníamos para todo el día. Momentos como el Mollendo a fin de año que vendíamos tanto que teníamos que trabajar todo el día, y que gracias a eso pudimos darnos un mes de vacaciones en Bolivia. 

En la Riviera Maya, Tulúm, trabajaba 3 días a la semana. Y en 15 días que trabajé duro entre Belice, México ahorré para volver a Colombia y tomar unas vacaciones ahi. Y en Europa también logré ahorrar bastante, cuando encontré el point (punto).

Hubo otros lugares como San Marcos de la Laguna, en Atitlan, Guatemala, donde no vendía tanto pero tampoco necesitaba tanto así que trabajaba muy poco.

artesanías para viajar

Artesanías para viajar

Centroamérica

Cruzar a Centro América no fue fácil, trabajamos muy duro para poder cruzar, debíamos ahorrar 200 mil pesos cada uno para el pasaporte, luego para llegar a Capurganá y tener dinero para cruzar a Panamá, normalmente piden 500 dólares pero sólo alcanzamos a ahorrar 300 afortunadamente no nos pidieron nada así que pudimos cruzar.

Y eso por eso que en Centroamérica no hay tantos artesanos, porque solo cruzan los que más se esfuerzan. y entre más subas más irás extrañando esa familia viajera, pero tendrás más dinero también. 

Una vez ahí había menos artesanos y los precios aumentaban así que pudimos trabajar muy bien. Pero fue ahí que mi vida cambió, con el novio que viajaba, decidimos dejar de parchar y solo manguear (llegar a la gente con una sonrisa y contarles nuestra historia) y así continuamos el viaje con una mejor economía.

Preparándose para vender

Preparándose para vender

Y así continuaron nuestras andanzas a veces ricos y a veces pobres. Pero con poco o con mucho siempre con suficiente para estar cómodos.

Desde que tengas salud, comida y dormida todo está bien no necesitas nada más para ser feliz.

Europa

Mi experiencia en Europa ya fue diferente, solo una vez crucé unos amigos artesanos de Argentina, que venían desde México.

En las montañas fue difícil vender, vendía 20 euros y una vez 5, en las fiestas a veces malo y a veces bueno. Y como siempre en la playa están los mejores lugares para trabajar con las artesanías.

La ilegalidad

Y como siempre hay lugares donde la policía molesta, nos hace levantar los parches y a veces nos dejan estar tranquilos parchando. A veces pueden quitarte todo lo que tienes y ponerte una multa, o incluso pueden deportarte. Aunque a mí nunca me ha pasado en 5 años que llevo vendiendo, siempre he encontrado policías buena honda. Pero si tengo muchos amigos que han tenido ese problema.

Ahora me dedico a caminar, amo hablar con la gente, reír, conversar hacer amigos, y por ahí derecho vender. De esta manera es más difícil tener problemas y más fácil tener aventuras.

Hay historias terribles, como la de una colombiana en Chile que la metieron en un carro de policía y dejaron a su hija de 5 años en la calle, o artesanos en Barcelona a los que los golpea la policía. Pero aún sabiendo que hay peligros muchos creemos que es mejor vivir, y que de nada sirve quedarnos debajo de la cama (temiendo que aparezca el coco – monstruo que se esconde debajo de la cama o en el armario) cuando podemos salir y disfrutar del mundo.

Vender sin hablar el idioma

Ahora viene un nuevo reto, vender donde no hablo el idioma, los africanos que hay en Europa han sido mi gran inspiración.

Peque mi gran amigo e inspiración., inventó una linda técnica de llegar a la gente, con una carta que cuenta su historia traducida al idioma local.

También tengo amigos que se hacen en el suelo y si alguien pregunta dan los precios señalando con los dedos o escribiendo en un papel.

Vendiendo artesanías en el carro

Pepe grillo (el carro) vendiendo artesanías

El miedo nunca se va

Aún así siempre existe el miedo de saber si voy a vender, si la gente me va a mirar mal, si la policía me va a molestar. Pero hasta ahora, después de haber viajado recorrido 23 países (Ecuador, Perú, Bolivia, Argentina, Paraguay, Panamá, Salvador, Guatemala, México, Belice, Cuba, República Dominicana, España, Francia,  Portugal, Holanda, Bélgica, Italia, Alemania, Turquía, Israel, Egipto, India, Nepal y Tailandia)  gracias a las artesanías siento que puedo seguir haciéndolo hasta que realmente vea que debo buscar otra solución. Por ahora sigue siendo una forma de conocer el mundo sin necesidad de tener ahorros, y una forma que me divierte mucho.

Soy independiente, no tengo jefes y me muevo por donde quiero. 

Gracias a todos los que me han ayudado en este viaje

Cada paso que doy agradezco a la gente que me ha comprado algo, que ha llevado un poco de mi arte viajero a su vida, que me ha impulsado con un poco de dinero para poder cumplir mi sueño de darle la vuelta al mundo. Que me han invitado a comer o a tomar durante el viaje y a los amigos que me han hospedado.

El parche y la represa de Guatapé

El parche y la represa de Guatapé

Lo mejor de vender en la calle, es encontrar las sonrisas de la gente, es conversar, tener cervezas gratis, tener amigos, conocer las culturas, que la gente me aconseje donde comer y que comer, que lugares visitar, qué tradiciones existen. Es tanto lo que uno aprende que no dan ganas de parar nunca!

Mangueando artesanías he aprendido que puedo moverme a cualquier lugar, si me dicen ve ahí que está lindo seguro encontraré gente en el camino que quiera comprar, así que voy.

Cuando conozco amigos siempre me compran, y por supuesto les doy regalos también! 

Si quieres conocer otras experiencias de viajeros que hacen artesanías visita el blog de Cuentos de Mochila otra colombiana que viaja como yo.

Si alguno de los que me han leído venden artesanías para viajar los invito a compartir su experiencia en los comentarios.

Si alguno quiere empezar los ayudaré también para saber cómo hacerlo.

A todos bienvenidos a compartir y a comentar!!!

Si quieres trabajar y viajar también hay muchas otras maneras de vivir viajando sin ahorros.

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