• Te sorprenderás de todo lo que pudimos hacer con muy poco dinero. Los mochileros, aquellos que viven viajando, gastan muy poco en Argentina, o a veces nada, y eso no les impide disfrutar o incluso los impulsa a disfrutar más, paseos al rió, comida en casa, y viaje a dedo. Si llevas dinero estas ganado, el cambio es muy favorable, sobre todo si llevas dólares, si puedes pagar todo con dólares es mas barato que si lo pagas en pesos, y te sorprenderás de lo mucho que puedes hacer con unos pocos ahorros.

Jujuy

 

 

¿Que tan barato se puede vivir en Argentina?

  • No lo vas a creer pero podría decirte que puedes vivir completamente gratis, de echo muchos lo hacen, eso depende de como quieres viajar, que comodidades quieres, y de la magia del camino.

En San Salvador de Jujuy acampábamos por dos pesos en el camping municipal y la estadía fue deliciosa, pues el camping era baratísimo, era un espacio muy amplio con duchas de agua caliente, y cabañas de madera con asadores gigantes, el carbón era casi  un regalo, pues costaba alrededor de 5 pesos una bolsa grande de carbón y la carne muy accesible, así que hacíamos asados en el camping y nos lo tomábamos con calma. Nuestra felicidad no podía ser mayor pues nos encanta la carne y en Argentina sin duda alguna está la mejor, a veces comprábamos vino que también era muy barato, alrededor de 10 pesos la botella. Cuando llegamos había carnaval, y desfiles por todo el pueblo con trajes típicos del carnaval y mucha alegría.

Pero no todo fue tan facil, en el semáforo no podíamos hacer suficiente dinero para vivir, los artesanos bajo la presión de la competencia y la necesidad, cobraban un peso argentino por una pulsera pequeña, mientras una pizza o un sándwich costaba 25 pesos y un almuerzo 50. Bajo las dificultades económicas algunos mochileros resolvieron pedir comida en los restaurantes y en la panaderías, y siempre se iban para la casa con las manos llenas de comida, se relajaban en el camping con o sin plata.

A la hora de volver a casa, uno de ellos se declaró en estado de indigencia para pedir al gobierno que le regalara el tiquete de vuelta a Córdoba capital; igual siempre esta la posibilidad de viajar a dedo, nosotros no nos atrevíamos por la cantidad de equipaje que llevábamos. En ese momento sacamos la música y como en todas partes nos fue muy bien.

Similitudes entre Argentinos e Italianos

Un viajero nos preguntaba preocupado por la similitud que hallábamos entre los argentinos y los italianos y se alegró enormemente cuando le confirmamos esta similitud; la siesta que hacen de doce a cinco de la tarde, e incluso algunos platos como la pizza, la milanesa, la polenta, se asemejan a costumbres europeas, los abuelos de muchos de los jóvenes son italianos, la migración alemana e italiana dejó grandes huellas aunque no hay que negar un gran legado guaraní evidente en la tradición del mate y los yuyos[1]  inicialmente utilizados como medicinas por los indígenas guaranís.

 

Marc Augé resalta la “desculturación y el analfabetismo”[2] que hace que los pueblos no puedan saber de donde son, y estén “expuestos a toda clase de peligros, a la invasión de los medios de comunicación y a la corrupción de los mensajes de los ideólogos (…) incluso en los países más desarrollados del mundo”.

 Viajar sin mapa

Otra muestra interesante de esto era un viajero que encontramos en el camino que pensaba que Perú tenía Océano Pacífico y Ecuador, Océano Atlántico. Muchos de los locos viajan con el vos a vos y nunca miran un mapa, ¿te imaginas andar perdido en el mundo sin saber dónde estás?, ¿te imaginas no saber si estas en el norte o en el sur de un país?, ¿o si estas cerca a la frontera? A mí me parece emocionante, pero nunca puedo evitar la tentación de ver un mapa y ubicar cada uno de los pueblos por los que quiero pasar, ver opciones, aunque me encante el vos a vos y seguir la intuición y los consejos de quienes me rodean, viajar a donde otros han ido y te recomiendan ir es para mí la mejor manera de viajar. Así mismo encontramos personas en Ecuador y en Perú que nos preguntaban si Colombia quedaba cerca de Argentina, si quedaba al sur o al norte. Viajar es la mejor manera de conocer la geografía, recorrer los territorios, y conocer las fronteras, las proporciones y la forma de cada país. Muchas veces no tenemos claro las distancias o la cercanía de los países, las relaciones que hay entre estos, similitudes y diferencias.

 

mapa de Sudamérica en chaquira checa

Mapa de Sudamérica realizado en chaquira checa (mostacilla)

 

Santiago del Estero

El ten a Buenos Aires: atrápalo si puedes

Siempre dicen que en Santiago del Estero se puede encontrar tren a Buenos Aires, pero lo que nunca nos dijeron es que toca comprar el tiquete con mas de un mes de anticipación. Nos fuimos a la estación de tren donde nos dicen que la única forma de tomar el tren es si alguien cancela el viaje, así que nos quedamos esperando a que llegue el tren, nadie cancelo el pasaje, pero vemos que hay varios vagones vacíos, así que pedimos que nos vendan el pasaje, nos dicen que están todos comprados y reservados para recoger gente en la próxima parada, así que les pedimos que nos vendan el tiquete hasta la siguiente parada del tren, y se siguen negando para vendérnoslo. Así que anulada la opción del tren. Hablamos con compañeros argentinos y nos dicen que  los buses les compran los pasajes del tren para que la gente tenga que viajar en bus que vale 6 veces más.

Los Choros, ladrones

Llegamos a un hotel barato cerca del terminal, donde conocimos una joven de unos 17 años que robaba a los viejos borrachos, los enamoraba y les sacaba la billetera, incluso una mañana llegó la policía pues había robado una habitación vecina, algunas personas suelen quedarse mucho tiempo en un hotel, sacan copias de las llaves de las habitaciones y cuando sale el huésped, entran a robar. Nosotros pedíamos siempre que nos dejaran poner unas arguellas y un candado grande en la puerta, para poder tener nuestra propia llave, pues hemos conocido personas que incluso en hoteles lujosos los han robado.

Ver hoteles en Jujuy

Mochileros particulares

Preguntándole a los mochileros nos enteramos de una casa de viajeros llamada El Castillo, pero no porque fuera un castillo, sino por el apellido del dueño, quedaba al lado del río, estaba en obra negra, no tenía camas, pero poníamos la carpa en medio de la habitación, la única que tenía baño propio, muy cómodo cuando hay 15 personas más en la casa.

Había también varios argentinos que habíamos encontrado en Purmamarca, entre ellos, una mujer que viajaba con su hija de 10 años. Conocimos una austríaca que viajaba con un venezolano, y se dedicaban a  hacer artesanías; un francés que había estudiado audiovisuales en su país y había partido decepcionado de la situación política y económica de su gente, se dedicaba a reciclar basura y vivía de eso, así que toda la basura que se produjera en la casa, iba para la habitación de él, todo lo que a uno le sobrara para él podía ser útil; un día se le incendió su habitación, que estaba llena de colchones, cartones, basura acumulada y desorden, todos en la casa ayudaron a apagar el incendio mientras se revolcaban de la risa; tenía dos gaticos y un perrito que había encontrado abandonados en la calle, uno de los gatos entró un día a nuestra carpa y la llenó de pulgas, pero una vez más encontramos el remedio tuvimos que echarle alcanfor a las cobijas y a la carpa, y al otro día ya no volvimos a ver ni una

FRANCES-EU0

 

Encontramos en la calle, un grupo de músicos muy bien vestidos a los que preguntamos donde paraban[3], se rieron y con naturalidad nos respondieron que en la calle, dejaban guardado el equipaje en un centro cultural y sacaban solo las cobijas.

 

Nosotros  tocábamos música colombiana en los restaurantes y emocionaba a los comensales, aplaudían, bailaban, nos felicitaban, recibíamos 150 pesos cada día, que era un montón para lo barato que es el norte de Argentina.

Cocinábamos en una lata que nos encontramos en la casa, con huequitos para la ventilación, donde echábamos el carbón, (descubrimos un método para prenderlo muy rápido con una servilleta con aceite de cocina), dejamos nuestra estufa de gasolina a un lado, pues en carbón todo queda más rico,  estábamos muy contentos por tener ingredientes como el jamón crudo y el roquefort que en Colombia son de lujo, y pudimos preparar los mejores platos de comida. También descubrimos la mortadela, que en nuestro país es horrible, bueno horrible no, pero a comparación de la argentina, le falta mucho pa´ competir.

Fuimos a un restaurante rodizio o tenedor libre que queda en la calle principal, el mejor de los que probamos en Argentina. Sencillamente delicioso. No volvimos a encontrar uno igual.

“¡Cuidado! Zona de asaltos”

Para llegar al hospedaje teníamos que atravesar un puente que tenía más o menos doscientos metros de largo y tenía un letrero en el piso que decía: “¡Cuidado! Zona de asaltos” y era verdad, debajo del puente había un barrio peligroso y los bandidos salían a atracar, se emocionaban mucho cuando veían a Jhon jugando malabares con los cuchillos en el semáforo que quedaba al pie del puente y lo admiraban enormemente. Cuando atracaban un carro, los policías que eran unos seis, ubicados a lo largo del puente, salían corriendo en busca del ladrón que bajaba corriendo por unas escaleras que llegaban al barrio bajo donde se escabullían, cuando los policías se perdían de vista, por el otro lado aparecían otros cuantos ladrones y robaban a otros conductores, segundos más tarde se podía ver cada uno de los ladrones caminando tranquilamente, por el lado de los policías y estos ni siquiera los reconocían.

OJO DE AGUA0

Salta

 

En Salta encontramos un restaurante de veinticinco pesos, era un “hit”, estaba lleno de obreros, solo servían comida de doce a una de la tarde pues se acababa rapidísimo. Nos hospedamos en otra casa en obra negra, conocimos un viajero colombiano que iba al sur para coger un barco hacia África, ya lo había tomado hace unos años y ahora iba con otros dos compañeros más para embarcarse trabajando. Había tantos viajeros que era difícil vender alguna artesanía, en los semáforos tampoco recibíamos nada aun cuando Jhon caminaba en la cuerda floja y yo los lograba hacer reír con el clown, nos comentaron que habían realizado diversas reuniones para echar a los locos. Sin embargo, con la música nos iba igual de bien que en todas partes, pero la mayoría de la gente, a diferencia de otros lugares, no miraba, no bailaba, no agradecía, incluso parecían disgustados con nuestro paso, algunos decían que era la falta de cultura, otros que había pasado mucha gente tocando. La verdad es que acababa de pasar una convención de malabares y seguro que ya estaban cansados de tantos mochileros. Aburridos con la situación nos movimos una vez más.

 

Cafayate

 

En Cafayate , algunos dueños de los restaurantes no querían que se tocara música extranjera, pero en el resto de los restaurantes era la sensación.

También había viajeros haciendo retratos, caricaturas, vendiendo ropa y pinturas. Cafayate es un lugar muy turístico, famoso por sus vinos.  es un ambiente muy agradable y muy tranquilo.

 

Tafi del Valle

ARTESANIAS0

En Tafí del Valle, nos quedamos en un camping, allí conocimos un retratista de gran talento, varios artesanos cuando me veían haciendo las pulseras de chaquira checa, me resaltaban lo absurdo del trabajo a mano. Una de las mujeres que acampaba con nosotros era una joyera de Catamarca, que vivía cerca de las minas de rodocrosita, la piedra nacional Argentina, llegó a regalarnos un par de piedras. Andaban juntas tres mujeres madres que vivían en Catamarca en el campo. Nos pidió que fuéramos a dictarles un taller de música colombiana a Catamarca, pues tenían un grupo musical pero no conocían bien los toques de tambor. Teníamos que tomar una decisión, eso implicaría un paseo con todo pago y mucho dinero, pero debíamos ir en el camino contrario a nuestra ruta. Decidimos seguir adelante. Antes de irnos vendimos trecientos pesos y eso nos alcanzo para andar a una hora mas de camino.

Villa Carlos Paz

 

Villa Carlos Paz, un pueblo muy bonito famoso por sus deportes acuáticos. En la provincia de Córdoba la situación económica general cambia, las calles son muy limpias, el prado bien podado y la gente muy elegante, nos rogaban en los restaurantes para que llegáramos a tocar, el público se emocionaba.

Solo encontramos un mochilero, venía de la Patagonia y en tres días había logrado atravesar casi toda Argentina viajando a dedo, dormía en la calle y parchaba aun cuando estaba prohibido hacerlo. Había gente que vendía todo tipo de cosas en la calle, pero para los artesanos no había permiso para vender.

 

Capilla del Monte

Viajamos a Capilla del Monte en donde encontramos unos amigos argentinos y gaiteros que habían aprendido en Colombia unos años atrás.

La situación económica continuaba dificil, nosotros teníamos ahorros, pero el semáforo no dejaban trabajar.

A una malabarista la habían metido presa el día anterior por “mendigar en el semáforo”.

Los restaurantes no se llenaban y el sector de los artesanos estaba desierto, y seguramente si uno se quedaba a parchar el unico que pasaría sería el que cobra por exhibir las artesanías, allá hay que demostrar que uno mismo las hizo y que son hechas a mano. Pero no tenía caso pararse ahí a esperar que pasara alguien.

MATE Y GALLETAS

Viajando en el auto vas tomando mate y galletas. En las estaciones de servicio (bombas de gasolina) llenan tu termo con agua caliente para el mate.

MATE

A falta de cafeína, mateína. «Donde fueres has lo que vieres»: compramos nuestro termo y a tomar mate, quita el hambre, el sueño, se comparte y se disfruta, delicioso.

Córdoba Capital

Una artesana cansada de los visitantes

  • No es el primer lugar donde ocurre, algunos locales se quejan cuando una persona de otra parte llega a ganarse la vida y les hace competencia. A veces la gente tiene que moverse de un lugar a otro a trabajar pues no consiguen trabajo en el lugar dode viven o en este caso viven viajando.

Tuvimos que volver a Córdoba capital, ahí pudimos salir al faro que no era muy bueno pero que nos daba para vivir. Nos quedamos en el Turning Point Hostel un hostal  que encontramos por medio de HolaHostels.

Decidimos ir a parchar en la feria y nos encontramos con una reunión de artesanos y una artesana conversaba con los organizadores de la feria sobre la necesidad de no dejar ingresar a la feria a ningún visitante, nos sentamos a un par de cuadras y comenzamos a tocar música colombiana, se acercaron a nosotros y nos pidieron que no tocáramos.

Unas horas más tarde volvimos a la feria y encontramos a la chica que cantaba enérgicamente en los famosos conciertos de Montañita, tenía la barriga a punto de estallar pues ya estaba a punto de tener el bebe, estaba igual de sonriente y de feliz que el día que la conocimos, le comentamos lo que había pasado en la tarde con los artesanos y ella muerta de la risa nos dijo que ellos eran así, que ella también estaba de visitante pues vivía en un pueblo cercano y que los querían sacar de la feria, nos sentamos en un andén a conversar con ella y su pareja, pronto llegó la misma artesana que nos había callado la música y que quería sacar a los visitantes y nos pidió que nos levantáramos del andén pues ese era su lugar.

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Rosario

 

En Rosario, no dejaban trabajar los municipales en el semáforo, los artesanos eran mucho más amables, en la noche cuando vieron que estábamos recogiendo nos ofrecieron compartir la luz que traían para alumbrar el parche. No vendimos mucho pero tampoco necesitábamos mucho dinero pues habíamos llegado a la casa de la familia del esposo de mi tía, no nos conocían muy bien, pero estaban dispuestos a recibirnos, llegamos medio enfermos y cansados, nos trataron súper bien . Comimos kilos de milanesa, kilos de helado, y engordamos muchos kilos, fuimos a recorrer Rosario en carro con la familia, estuvimos en fiestas familiares, realmente fueron increíbles anfitriones. A los quince días nos fuimos con una lágrima en la mejilla.

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Buenos Aires

 

Por fin pudimos tomar el tren para Buenos Aires.

Lo que menos nos gustó de Buenos Aires:

  1. Pedir una dirección en la calle, era una hazaña, diez personas podían dar diez indicaciones diferentes, hacerlo perder todo el día a uno siguiendo una u otra señalización.
  2. En el semáforo la policía dejaba trabajar sin ningún problema, pero la competencia por el semáforo ya era espeluznante, si había un vendedor en el semáforo no se podía llegar ahí, si había un malabarista menos y si uno estaba en el semáforo, podía llegar un malabarista exigiendo a golpes que se fuera. A veces se iban a jugar entre varios colombianos en el faro para que no les quitaran el semáforo, otras veces se podía salir sin que le dijeran nada.
  3. Para vender artesanías en la feria, tocaba pedir que le dieran a uno medio metro cuadrado, que ofrecían amablemente a los visitantes, aunque a veces ni tan amablemente, pues se ponían a pelear y a gritar en plena calle para ver quién era el que debía dejar una franja minúscula para el invitado.

 

Lo que más nos gustó de Buenos Aires:

  1. La plata del semáforo la cambiábamos en Freddo por helado, los helados más ricos que hayamos probado están allá. Como el valor del peso se devaluó tanto, el metal de las monedas llegó a costar más que el valor que representaba, así que comenzaron a derretirlas y a vender el metal, entonces Argentina se quedó sin monedas, de manera que donde fuera que íbamos la gente quedaba asombrada de ver tantas monedas, y en Buenos Aires todos los viajeros las cambian, por mercado, dinero u otras cosas más.
  2. Una vez a la semana o cada quince días, comíamos asado, ya sea con amigos o en un restaurante, mi corte favorito es el vacío, pues me parece que es el que más sabor tiene, la mayoría de los argentinos prefieren la costilla pero no yo.
  3. Nos dedicamos a cocinar y prepara deliciosos platos de comida con los exóticos ingredientes que no existen en nuestro país, como las berenjenas bebes, y verduras de temporadas, o frutas como el caqui, a preparar carnes, milanesa napolitana pero con queso azul y albahaca, entre otros platos que creamos siempre diferentes a los anteriores.
  4. Salimos un par de veces de fiesta a discotecas y bares ¡qué buena fiesta!, hasta la hora que uno se canse, ¡y se puede tomar bus urbano de regreso! pues está toda la noche.
  5. Fuimos a las fiestas de tambores del planetario, que se hacen solo en luna llena y son increíbles.
  6. Montamos en las bicicletas de  Ecobici, el sistema de transporte publico de bicicletas, es lo mejor de buenos aires, te inscribes, y te llevas una bici gratis por una hora, a la hora la regresas o renuevas cada hora hasta que te canses, en ella salimos a la reserva natural en la que nos demoramos un poco mas de una hora, pero nos perdonaron la tardanza, si tardas tres veces no te la vuelven a prestar. Después nos regalaron una bici que fue lo mejor para andar por el centro de Buenos Aires pues hay buenas ciclovías.
  7.  En el hostel conocimos grandes amigos chilenos, también encontramos colombianos que habíamos conocido en el primer viaje que hicimos por Colombia. y otros amigos que se habían ido a vivir allá. Buenos Aires está lleno de Colombianos.  Caminando por las calles de San Telmo escuchas el acento colombiano mas que el argentino. (Acá en Colombia también pasa eso con los argentinos, Colombia y Argentina somos dos países llenos de mochileros)Como dice Maffesoli, “la vida errante primitiva, o puntual, es una especie de ‘respiración social’, en tanto que acentúa la dimensión estructural del intercambio.”[5]
  8. Me dediqué a estudiar malabares pues encontré diversos talleres gratis, y otros a la gorra, estudié de swing, trapecio y tela aunque apenas llegué a tener unas bases mínimas.
  9. Luego de esos tres meses mi madre llegó a visitarnos, paseamos por Buenos Aires en bicicleta, comimos, conocimos y disfrutamos mucho. Con ella viajamos a Iguazú.
    yo y mamá

    Con mi mamá en Caminito, Buenos Aires

 

[1]yuyos: hierbas aromáticas que se usan para acompañar el mate, en Argentina se usan como saborizante y en Paraguay como medicina otorgada por las médicas llamadas yuyeras.

[2] Augé, M. (2007) Por una antropología de la movilidad, España, Editorial Gedisa,, p 51. 47

[3]parar: (de argentina) hospedarse.

[4] 78malucos: nombre vulgar para denominar a un artesano viajero en Brasil. http://www.youtube.com/watch?v=VeC5_kHKmrU

[5] Maffesoli, M. (2004) El nomadismo vagabundeos iniciáticos, México, Fondo de cultura económica p 59