Fuimos a Ipiales para pedir la visa de trabajo para Ecuador.
En este post encontrarás la siguientes aventuras:
Tuvimos problemas con los policías en la frontera.
Fuimos al volcán galeras en Pasto, al cementerio de Tulcán, a la iglesia de las lajas de Ipiales, y comimos cuy. Estuvimos trabajando en el semáforo en Pasto e Ipiales. Y nos dieron la visa de trabajo en Ecuador.
Visa de trabajo para Ecuador en Ipiales
Decidimos pedir una visa de trabajo en Ecuador; mostramos el proyecto, las investigaciones, el presupuesto. Para eso tuvimos que ir al consulado ubicado en Ipiales.
El cónsul nos prometió darnos una autorización para trabajar con la condición de tener una carta de la universidad firmada y una cuenta bancaria con mil dólares; entonces llamamos a la universidad y ellos hicieron las cartas para todos los consulados, explicando que haría la investigación sobre los viajeros, mi hermano se ofreció enviárnosla y prestarnos dinero para completar los mil dólares.
En la mayoría de los lugares donde fuimos dejan trabajar sin problemas, de echo, solo una vez tuvimos que mostrar nuestra visa, y ya nos había advertido que la estaban pidiendo en esa ciudad. Así que se puede trabajar sin permiso, pero no es nada divertido si te cogen sin él.
Conocimos un argentino al que lo cogieron y no la paso nada bien,
En Ecuador hay muchos Colombianos que piden refugio, ¡es fácil adquirirlo!, solo deben contar una historia sobre porque la violencia los ha obligado a irse para Ecuador.
De esta manera muchos viajan buscando dólares, pero no todo es color de rosa: al ser refugiados, los ecuatorianos los consideran personas peligrosas, pues suponen que tienen un pasado violento, los apartan y les resulta difícil adquirir empleo.
Otra forma común es entrar como refugiado, lo hacen muchos Colombianos pero son discriminados
De manera que solo cuando adquieren visa, residencia o nacionalidad Ecuatoriana son realmente aceptados, pueden tener cuentas bancarias, y conseguir trabajo mas fácilmente.
- Si necesitas conseguir la visa de trabajo en Ecuador lo que debes hacer es convencer al cónsul de que la necesitas. Nosotros presentamos nuestro proyecto, es importante viajar con un proyecto, una motivación, un foco. Esto lo tuvo que apoyar la universidad, y tuve que vincular a Jhon por medio de un contrato de trabajo, solo con la cuenta bancaria mía y el sustento mío logramos la visa para los dos. Nos cobraron sesenta dólares a cada uno, (aunque en los documentos decía que no tenía ningún precio.) Algunas personas dicen que cuesta 200 dólares pero eso depende de cada situación. Y la otra es conseguir un trabajo en Ecuador.
Hoy, después de mucha espera, logramos conseguir la visa de trabajo, que representará la tranquilidad de poder trabajar donde queramos. La alegría fue tanta que salimos de la embajada directamente al hotel a recoger las maletas y nos fuimos para Ibarra.
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Policías olfateando en la frontera de Ipiales
Al cruzar la frontera tuvimos un pequeño problemita con los policías ecuatorianos, pero nada que no se pudiera solucionar con un par de risas.
- Consejo: Si los policías te requisan en la frontera es normal, no tienes nada que temer, mantén la calma, pero si intentan abrirte el computador con una navaja, la risa te puede salvar.
Fuimos a la frontera con el mínimo equipaje para pedir el pasado fronterizo. La cámara estaba en una maletica pequeña y el computador en un morral. Siempre tememos dejarlos en el hotel, y pensamos que lo más seguro es llevarlos junto a uno.
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En la frontera nos requisó la policía buscando drogas y al ver el computador comenzaron a husmearlo y olfatearlo por las ranuras del ventilador, reclamaban con extrañeza que fuera nuevo.
Los perros estaban afuera durmiendo amarrados a un poste ubicado frente a la puerta y mientras tanto, los policías olfateaban desesperadamente.
Uno de ellos sacó una navaja para abrir el computador, yo lo observé y la situación me resultó tan absurda, que solté una pequeña risita, los policías se miraron confundidos. Vi a Jhon quien tenía, en sus manos, la cámara que requisaba el otro policía y la olfateaba con ansiedad.
Jhon me miro y juntos nos reímos.
Los policías se miraron una vez más y sin decir una palabra y con la cabeza abajo salieron de la habitación y nos dejaron solos, ahí adentro.
Tomamos los equipos, los guardamos y salimos de la frontera.
Ipiales
Ipiales es un pueblo pequeño y acogedor. En tres días, nos gastamos 90 mil pesos entre los dos. Nos hospedamos a una cuadra de la plaza principal.
En la noche, el frío es espeluznante, pero par todo hay remedio:
Venden hervido en la plaza principal: un trago tradicional de punta (licor extraído de las puntas de la caña) y mezclado con aromática de maracuyá. Este trago es un antídoto efectivo contra el frío nocturno de Ipiales.
Las mujeres de la plaza calientan la aromática en unas latas con carbón, y todo el que pasa por ahí se toma siquiera uno. Pero la policía les prohíbe vender ahí, así que tienen que salir corriendo cada vez que ellos llegan, pero también se consigue en los bares del centro.
Un vasito de hervido es más que suficiente, pues solo regula la temperatura, si te tomas dos ya puedes comenzar a sentirte enfiestado.
Volcán Galeras y los termales de Pasto
Tratando de amenizar la espera, para conseguir la via estuvimos en los termales del volcán Galeras, a las afueras de Pasto. Fue una decepción porque el agua es tibia y casi fría, pero la montaña es hermosa, un ambiente muy tranquilo. Se siente a lo alto de los cerros, caminamos una hora por el hermoso volcán, por una trocha en medio de una montaña donde nadie habita.
El cementerio de Tulcán
El cementerio de Tulcán (Ecuador) es famoso por sus esculturas en los arboles, es el lugar más turístico de la zona. Queda después de Pasto, pasando Ipiales (Colombia) conde está la famosa Iglesia de las Lajas.
El cuy
El domingo fuimos a comer cuy, tradicional en Pasto, Jhon no se atrevió ni a probarlo, pero a mi me encantó, el cuy completo vale 25000, pero un plato con un poco de cuy es más que suficiente y se consigue por 7000 pesos.
Asan los cuyes a la braza, muy salados, y los dejan con la cabeza y las patas. Te los sirven en la mesa, enteros, como se ven en la foto, aunque partidos en cuatro.
Documentar el viaje en vídeo
La investigación sobre los mochileros
- Viajamos haciendo una investigación sobre mochileros, nuestra idea: grabar a los mochileros. Nos costó adquirir la confianza para grabarlos, sobre todo porque nuestra idea no era hacer entrevistas, ni seguir a un mochilero en particular, sino grabarlos en su vida cotidiana, grabar conversaciones del día a día, grabar sus preocupaciones y sus motivaciones. Así mismo, también aprovechamos para vivir la experiencia en carne propia y conocerlos.
En Ipiales, estuvimos saliendo a manear (vender artesanías) con unos viajeros, la mayoría de ellos vallunos, recorriendo bares, comederos, y parques. Nosotros no llevábamos nada, pero los acompañamos hasta la media noche.
Trabajar Viajando
Hay muchas manera de trabajar viajando, pero nosotros estamos enfocados hacia las más comunes: Malabares y Artesanías.
Para vender artesanías hay que moverse ofreciendo, maneando (caminar ofreciendo las artesanías). Muchas veces, a uno le da pena acercarse a la gente a ofrecerle, y teme que lo rechacen, pero lo más importante es tener siempre una sonrisa, así la gente siempre te tratara igual, y querrá incluso saber mas de ti.
No ofrecer cuando están comiendo o cuando están ocupados, sino buscar a las personas que están esperando a que aparezcas.
Algunos artesanos nunca ofrecen a la gente, pero cuando no se mueve la plata estando quieto, toca moverse a buscarla.
Los artesanos casi siempre trabajan todo el día, a veces venden muchísimo, a veces no venden nada.
En el semáforo, en cambio, se trabaja de 2 a 5 horas, y siempre se hace dinero, y por poco que sea, algo sale. Ayer por ejemplo trabajamos de once de la mañana a cuatro de la tarde y nos hicimos 80 mil pesos.
Una viejita de un ancianato que queda al otro lado de la avenida, nos llevó el desayuno, con huevos, chocolate y pan. Los viejitos del ancianato se asoman al balcón y observan durante horas nuestro trabajo en el semáforo.
El trabajo en el semáforo es mucho más duro, pues hay que aguantarse el sol, y tener estado físico para resistir mínimo dos horas haciendo ejercicio.
En Pasto nos iba muy bien, pero la altura y la actividad en el semáforo me cansaba muchísimo, me dolían las piernas y el codo desde la primera semana que empecé, pero aprendí muchísimo con el entrenamiento del semáforo.
En diciembre comencé a aprender swing, lo más básico, para adelante y para atrás. Como no era muy buena y me avergonzaba hacerlo mal, seguí haciendo clown y mezclando ambas técnicas, pero abandoné el entrenamiento, durante seis meses, hasta que nuevamente el viaje lo hizo necesario.
Ahora lo sigo haciendo mal, pero ya no puedo saltar más, porque me duelen los pies, hago lo que he aprendido; ya puedo hacerlo arriba y a los lados y no tengo que saltar tanto, ya aguanto más de dos horas, aunque quede cansada.
La gente me sonríe y me anima para que aprenda más.
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