Mochileros en Canoas

  •  Consejo: Si planeas trabajar en tu viaje, hay muchas opciones, no te encierres en una sola idea, busca lo que te guste, la comida que identifica a tu país, los saberes que has adquirido en la vida, lo que te apasiona hacer. En el viaje encontramos muchos oficios diferentes, francesas vendiendo trufas de chocolate y crepes de chocolate. Otros viajero que hacen ropa y salen a viajar y a venderla, ponen un perchero o una tela en el piso y exhiben sus hermosas creaciones en la calle. Conocimos una pareja que hacen obras de arte con reciclaje, cogían las latas de cerveza y las recortaban haciendo creativos asienticos y mesitas. También están los que venden postales, o los que dibujan sus propios cuadros y los venden en la calle. Caricaturistas, o retratistas. Pintores que decoran los hospedajes. Profesores de teatro u otros oficios que intercambian sus conocimientos en las escuelas y lo que no puede faltar, artesanos, músicos, malabaristas y cocineros. 

Canoa es una playa muy bonita y tranquila, se venden bien las artesanías, hacíamos alrededor de 30 dólares diarios y en un tiempo muy corto de alrededor de dos horas. Ahí logré grabar algunas conversaciones de mochileros de reflexiones sobre el dinero y el viaje y esto fue un punto de partida para perder el miedo a grabar. Encontramos al venezolano que habíamos conocido en Quito y vuelto a ver en Atacames y en Mompiche.

El venezolano no sabía hacer artesanías, tratamos de enseñarle y fue un fracaso, pues para esto se debe tener paciencia y constancia, pero tuvo la suerte de haber encontrado arepa-harina y estaba vendiendo arepas venezolanas, las vendía por cantidades, tenía algunos collares que había comprado y los vendía a uno o dos dólares, incluso vendió uno de vertebras de tiburón, por un dólar, pues el hambre lo atacaba ferozmente y su pancita temblaba de terror. Acababa de llegar de Estados Unidos y ya había adelgazado unos diez kilos pero le faltaban otros varios por perder.

  • Consejo: Cuando viajas te alejas de la tecnología, pues cada vez que uno cambia de país tiene que adquirir otro celular, nosotros nunca lo hicimos hasta que volvimos a Colombia. Estar alejado del mundo brinda una satisfacción incomprensible. Nosotros siempre tuvimos el computador, pues necesitábamos recopilar nuestro viaje, pero a veces no lo usas tanto, a veces no tienes internet, a veces hace mas falta salir a conocer, vivir el momento, estar en el presente, salir a trabajar, a comer, a cantar, a reír.

Estuvimos viendo películas y documentales con los locos, ellos estaban muy emocionados, llevaban mucho tiempo sin ver una pantalla brillante, pues en el camping no había televisor y ellos ya llevaban más de tres meses allí. Habían pasado toda la temporada de mitad de año en Canoa, algunos habían alquilado una casa otros continuaban quedándose en el camping.

 

Viajando a dedo por la Ruta del Sol de Ecuador

Viaje a dedo

  • Consejo: Si buscas echar dedo hay que tener en cuenta varios factores que pueden hacer mas fácil y rápida la espera. Por un lado, la presentación es un punto importante, si estas limpio y despierto sera mas fácil que brindes confianza. Si llevas algún instrumento podrás ser una buena compañía para un camionero que viaja durante largas horas y necesita compañía para conversar y mantenerse despierto. La cantidad de equipaje que lleves también es otro factor a tener en cuenta. Aunque en La Ruta del Sol hay poco flujo vehicular nosotros tuvimos mucha suerte y logramos llegar  a nuestro destino aun cuando llenábamos todo el vagón de las camionetas. En Ecuador el transporte es muy barato, pues son casi siempre un dólar por hora de recorrido, sin embargo, este viaje a dedo por La Ruta del Sol esta totalmente recomendado. Recuerda siempre ubicarte en un lugar donde los carros te puedan ver, tengan tiempo para frenar.

Decidimos seguir el viaje en busca de más aventuras, y paraísos perdidos. Salimos a la carretera a echar dedo para llegar a Puerto López, nos llevaron como en tres horas en diferentes carros por este camino llamado La ruta del Sol que recorre la costa de Ecuador desde tiempos ancestrales, fue delicioso, pues el sol, el mar y el viento nos acompañaban en la parte de atrás de las camionetas. Al caer la noche una camioneta que nos llevó nos dio una tarjeta de un hotel, intentamos unas horas más echar dedo pero a esta hora ya no pasaban carros así que decidimos acampar, bajamos a San Lorenzo, el pueblo donde nos habían dejado, estaba desierto, las tiendas cerradas y eran tan solo las 7 de la noche.

Era una de las playas más hermosas del Ecuador, un diminuto pueblo, tranquilo, sin ruido, para aquellos que les gusta gozar de la soledad en la playa; esta radiante, esplendorosa y amplia playa resultaba un pequeño paraíso perdido del Ecuador.

Tocamos en el hotel pidiéndole que nos dejara poner la carpa debajo de un techo, el dueño muy amablemente accedió sin cobrarnos ni un centavo, el venezolano durmió en la hamaca y nosotros en la carpa y al amanecer continuamos nuestro viaje.

Mira aquí los hoteles de San Lorenzo

Tomamos un par de carros, hasta que llegamos en un camión a Pedernales, caminamos hasta la playa, una playa bastante urbanizada, que a mitad de año es famosa por los paseos para ver las ballenas. Encontramos unos locos (viajeros) que acampaban ahí, pero que salían esa misma noche. Decidimos seguir nuestro viaje en busca de más mochileros.

El veneco (venezolano) que andaba con nosotros, no tenía plata ni para comer, así que consiguió retacando (pedir comida ropa o dinero con o sin un show previo)  en la calle su parte para comer, rápidamente fuimos a la plaza y almorzamos.

Después de echar dedo inútilmente, hablamos con el chofer de un bus que nos llevó por cuatro dólares a los tres hasta Montañita, la playa más turística de Ecuador.

 

Montañitas, la playa más turística de Ecuador

  • Consejo: Llegar al lugar más barato, no es necesario, lo importante es ver precio calidad,  para mi es fundamental que los baños estén limpios, y que haya cocina para preparar desayuno o café en el día aunque viajamos con una estufita de gasolina para cuando no hay. En ocasiones hemos preferido camping (al mismo precio que el hotel con habitación privada), por estar rodeados de viajeros de diferentes lugares, por estar al aire libre, por estar cerca del mar. También me gusta que haya gente bonita con quien compartir. Aunque a veces he preferido la piscina y hamacas que estar rodeada de locos.  Si vas a estar un tiempo en un lugar, vale la pena seguir buscando y preguntar a otros viajeros, hasta que encuentres el lugar que realmente te convenza, pues al fin y al cabo va a ser tu casa por unos días.

En Montañita la situación se puso difícil, llegamos buscando el camping más barato pensando que allí encontraríamos muchos viajeros, costaba un dólar. Ahí conocimos un viajero que había llegado hace poco al lugar, entramos con la cámara encendida y él nos contó sus dificultades para llegar, pues no tenía plata y no había comido nada durante un día entero, venía de unas playas desiertas donde no había nadie y de pronto encontró una señora que le compró unos aretes por un dólar, lo que le sirvió para tomar el bus y llegar hasta Montañita. Inconformes con este camping que olía a cerdos y gallinas, salimos en busca de otra opción mejor.

Pero, el siguiente camping que encontramos, de un dólar y medio, no era mucho mejor, tenía un baño aterradoramente sucio; era de un artesano retirado y parecía que no lo hubiera lavado en unos cuantos meses, allí estuvimos solo esa noche y nos arrepentimos enormemente. Había unos sureños chilenos que salían a su primer viaje; tenían dinero para no trabajar, pero estaban aprendiendo artesanía y música.

Al día siguiente nos pasamos para el Tigrillo, un buen camping con un espacio muy amplio, cocinas y baños limpios, y muchos mochileros.

Salimos a parchar y ese día no vendimos ni un dólar y el día siguiente tampoco y ni siquiera nos quisieron cambiar artesanías por un plato de comida, al ver que no había nada de trabajo ya sin un dólar y sin nada para comer, decidimos dejar las cosas guardadas ahí, e irnos a la Casa Circo, un espacio donde reciben viajeros gratis, una comunidad de locos.

El terreno quedaba a una hora de camino del pueblo de Montañita, ahí están construyendo una casa, sin plomada, ni nivel, en la casa cuelgan telas para acrobacia y hay una fogata en el centro de la sala donde hacen la comida. Los chicos, ayudan con la construcción de la casa y aportan comida o plata según les venga en gana. Ahí encontramos al argentino que habíamos conocido en el camping más barato. Dormimos una noche, pero apenas les comentamos acerca del documental nos negaron el permiso para grabar ahí, el venezolano decidió quedarse en ese lugar, pues no tenía ni un centavo en el bolsillo, ni herramientas para trabajar, pero este lugar se oponía a mi propósito de grabar, lo que era una lástima, pero debíamos una vez más reubicarnos.

En la carpa donde dormimos me había despertado varias veces durante la noche con las manos y los pies dormidos pues el terreno no era horizontal, había amanecido cansadísima y debíamos salir a trabajar a Libertad.



Libertad, ciudad costera del Ecuador

  • Consejo: Muchos mochileros deben viajar largas horas en busca de una ciudad pues cuando no saben sino hacer malabares no pueden trabajar en los pueblos pequeños donde no hay semáforo, pero siempre hay muchas maneras de conseguir el sustento. Busca algo que puedas hacer en todas partes, o busca tener diferentes oficios. Un viajero también es cambiante es importante ser flexible, como me decía una cordobesa «yo me aburro de todo, no puedo hacer nada por mucho tiempo seguido, así que todo el tiempo estoy aprendiendo cosas nuevas y tengo siempre un nuevo oficio y una nueva motivación.»
  • Consejo: Si sabes que esta prohibido trabajar en los semáforos en una ciudad, busca un permiso en la alcaldía, convéncelos de tu proyecto, de tu viaje, de tu vida,  como lo hice yo en Leticia cuando me prohibieron trabajar que me dieron un permiso,  o como lo hicimos al pedir la visa de trabajo en el Ecuador. Hay que luchar por lo que queremos convencer al mundo de que podemos existir viajando. Si no lo lograste, definitivamente, saca de tus ahorros, cambia de lugar o busca otra forma de trabajo, las alternativas son infinitas.

Tras nuestro fracaso en conseguir dinero en Ecuador, nos fuimos a Libertad, hermosa ciudad que queda a una hora y media en bus desde Montañita, que está pegada a Salinas otra bella ciudad costera. El argentino del camping barato quería ir con nosotros, pero decidió esperar el desayuno y nosotros salimos antes, pues nos avergonzaba no haber aportado para éste y tampoco queríamos llegar tarde pues podíamos encontrar los semáforos ocupados.

De ida, en el camping El Tigrillo, donde teníamos guardadas las maletas, hablamos con una hermosa joven gringa (persona que proviene de un país no latino) y un argentino que nos comentaron los problemas con la migración[4] en Salinas, estaban deportando a todos los locos(viajeros) que iban a trabajar al semáforo y nos advirtieron que si aparecían los policías de migración debíamos correr. Nos fuimos tranquilos pues teníamos la visa para trabajar y más tarde llegó el argentino al semáforo, tenía una gran nariz roja y al ver que yo tenía una también, comenzó a hacerme gestos y muecas a las que yo respondí con alegría y emoción.

Ahí estuvimos jugando muy emocionados, pues nos daban muchas monedas de un dólar, estábamos muy contentos pues hasta ahora no habíamos encontrado un semáforo tan bueno, hacíamos plata rápido y la gente sonreía y nos felicitaba emocionada. A la hora de estar trabajando llegó la camioneta de migraciones y parqueó junto a nosotros; yo estaba en medio de la calle presentándome y al verla solo pensé en los compañeros del otro lado, continué jugando sobrada y presumida con el fin de que se quedaran ahí y disfrutaran del show, me volteé al semáforo del otro lado de la avenida para ver si el argentino se había dado cuenta y lo vi distraído mirando hacia el lado contrario, inmediatamente comencé a gritar “Ah! Ah! Ah! Oh! Oh! Oh!” como si fuera parte del show, en el mismo semáforo del argentino estaba un otavaleño que se volteó y al verme salió corriendo a avisarle al argentino, quien se fue caminando muy tranquilamente. Nosotros mostramos la visa de trabajo y ellos enfurecidos nos decían que incluso así, estaba prohibido trabajar.

Con el fin que quemar tiempo y de que no pudieran alcanzarlo comenzamos a explicarle el proyecto del documental y el proceso para conseguir la visa de trabajo, los policías furiosos miraban hacia el otro semáforo, sin escuchar el cuento que les estábamos echando, nos repetían una y otra vez que estaba prohibido y no le quitaban la mirada de encima al argentino que se alejaba lentamente, mientras tanto nosotros repetíamos orgullosos que nos habían dado el permiso para trabajar en la calle. Se subieron en la camioneta furiosos, pues el argentino se había escapado y nosotros estábamos legales. Hablamos con el ecuatoriano y seguimos trabajando pensando que el argentino ya se había salvado; sin embargo, cinco minutos después pasaron con él dentro del carro, pararon en el semáforo del ecuatoriano y se quedaron hablándole durante unos minutos, yo temía sacar la cámara y que pudieran molestarse y robármela, y cuando lo hice ya se habían ido.

Luego de hablar con el ecuatoriano, nos comentó que los policías lo estaban amenazando y que lo meterían preso si seguía ayudando a los extranjeros a escaparse, salimos para la policía y la camioneta de migraciones estaba llegando a la comisaría con el argentino a bordo, nos dijeron que debíamos llevarle el pasaporte para que pudiera salir, que ellos podían ir a recogerlo pero que no se sabía cuánto podría tardar. El argentino muy aburrido nos pidió que no fuéramos a perder el pasaporte que tenía metido entre la hamaca y nos felicitó por haber conseguido la visa.

En su pasaporte encontramos que ya había sido deportado por exceso de tiempo y hayamos un recorte de periódico que decía: “si al escalar una montaña en dirección de una estrella el viajero se deja absorber demasiado por los problemas de la escalada, olvidará cual es la estrella que lo guía”[5]

Con este mensaje comienza nuestro video:

Antes de salir para Montañitas pasamos por la oficina de migraciones y nos dijeron que podíamos trabajar en el semáforo por quince días más. Como estábamos tan cansados y teníamos suficiente dinero, decidimos quedarnos en un hotel con habitación, baño y televisor, ahí dormimos un par de noches, y descansamos satisfactoriamente, fue casi como tomar aire para seguir.

Ver los hoteles de Montañitas

Tuvimos que volver al Tigrillo porque ahí si había viajeros, entonces teníamos que estar ahí para grabar; en el camping nos prestaron un colchón y volvimos a acampar.

Volvimos a Salinas y al día siguiente atraparon a otro loco.

Cuando soltaron al segundo loco que detuvieron, ya lo habían soltado, esta trajo una razón de la policía, quienes pedían veintiocho dólares para soltar al argentino. El dueño del camping había ofrecido poner diez dólares, los de la casa-carro también ofrecieron colaborar, pero nosotros decidimos esperar hasta el martes, pues tocaba hacer una recolección entre todos los locos (viajeros) del pueblo y tal vez, al ver que estábamos pendientes podían pedir más dinero, pero menos mal, ayer en la noche llegó el argentino.

La situación era muy complicada, todos los policías eran corruptos y se quedaban con todo lo que le enviaban a los presos, e incluso les robaban la plata que llevaban, de hecho uno de los policías estaba cebado con el producto de tanto decomiso, era el doble de ancho que cualquier ser corriente y para pasar por la puerta de la comisaría le tocaba pasar de lado, enderezaba su cabeza y la estiraba con la intención de hacerse más delgado, pero su barriga se deformaba a medida que tocaba la puerta y tenía que salir a presión; tenía un carro diminuto y la mitad de su cuerpo se salía por la ventana. A nosotros nos habían dicho, el día que llevamos el pasaporte, que teníamos que llevarle papel higiénico, agua, comida y ya habíamos supuesto que se iban a quedar todo  dentro de su barriga.

Allá en el calabozo al argentino le tocó pelearse con todos, porque le querían robar todas sus pertenencias, las zapatillas, los lentes que le habían costado cincuenta dólares y mucho trabajo en el semáforo y tuvo que agarrarse tres veces con diferentes personas, así que a la tercera lo soltaron para que no causara más problemas. Llegó lleno de rayones, mordiscos y golpes. Tenía que dormir con un clavo debajo de la almohada porque lo querían matar y todos los días, pasaban policías revisando quienes estaban heridos.

No lo deportaron, sino que le dieron un preaviso, pues él se defendió diciendo que en la constitución ecuatoriana el turista tiene permitido trabajar igual que cualquier ciudadano, pero que en la ley de migraciones se contradecía con esto, de manera que los jueces aprobaron su defensa y lo soltaron. El loco decidió vender empanadas hoy y salir mañana a Guayaquil para seguir trabajando.

 

Dolor del mochilero

 

Ayer no fuimos a trabajar por un dolor de espalda que tuve todo el día, pues al tener la cámara colgada de lado en la espada con una libra de silica gel[6] y las baterías, se me inflamó un antiguo desgarre que me hice haciendo capoeira hace más de diez años y estuve toda la noche llorando a pesar de los analgésicos que me tomé para calmar el dolor.

Hoy todavía no puedo salir al semáforo.

 

 

[4]migración: policía de migraciones. Estatuto encargado de controlar a los extranjeros, de impedir que trabajen y que estén en irregularidad migratoria.

 

[5] La frase original es: “Si al franquear una montaña en la dirección de una estrella, el viajero se deja absorber demasiado por los problemas de la escalada, se arriesga a olvidar cuál es la estrella que lo guía.” Antoine de Saint-Exupery

 

[6]silica gel: gel de sílice utilizado para absorber humedad.

 

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